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Siete años de política cultural y lingüística en Cataluña- ElCultural

Siete años de política cultural y lingüística en Cataluña- ElCultural

El domingo tocan elecciones en Cataluña. Los electores corroborarán -o no- las encuestas que auguran el fin del Gobierno tripartito y el posible regreso de CiU. Es, pues, buen momento para valorar las políticas culturales y lingüísticas desarrolladas a lo largo de siete años y dos legislaturas. Años de normalización lingüística forzada, de polémicas como la de la Feria del Libro de Fráncfort de 2007, y de escándalos como las corrupciones del Palau de la Música de Millet, de debate incesante sobre las subvenciones idiomáticas en el teatro o el cine y de denuncias de persecución lingüística del castellano. Hace unos días, la gran Montserrat Caballé, lo decía con sencillez: “Estar orgulloso de tu lengua no es obligar al prójimo a hablarla”. Autores, libreros y editores toman la palabra.

Siete años después de la llegada del Tripartito a la Generalitat de Cataluña, y ante la inminencia de la cita electoral de pasado mañana, ha llegado el momento de documentar y valorar los hechos culturales ocurridos a lo largo de este tiempo. Han volado dos legislaturas en los que la lengua se ha convertido en la novia disputada de todos los debates, culturales y políticos, ya fuera por las denuncias de la persecución del castellano en los comercios, por la generalización del catalán en la administración autonómica o por las polémicas a cuenta de los escritores que se sirven de una u otra lengua. La calle, sin embargo, ha vivido con más normalidad el conflicto.

El desencanto es el aire viciado que respiran hoy los escritores entre los treinta y los cuarenta que despegaron en los años tripartitos. Muchos de ellos quisieron ver el nuevo Gobierno como un soplo de modernidad y aire fresco tras los tonos grisáceos que pintaron los últimos años convergentes y ahora asumen, por unas o por otras, cierta frustración

 
Subvenciones y resultados
Son 97 los sellos que editan en lengua catalana, pero prácticamente todos ellos lo hacen también en castellano, salvo casos aislados como el del sello Angle, que registra una tirada anual de unos 80 títulos y en torno a un millón de euros de facturación. No sólo las editoriales que publican en catalán disfrutan de las subvenciones, también llega el dinero a las traducciones al castellano de obras originalmente escritas en lengua catalana: 240.000 euros en 2010 a cargo del Instituto Ramón Llul. Con todo, tal y como reconocía hace unos meses en El Cultural Jordi Farré, vicepresidente de la Asociación de Libreros catalanes: “En la actualidad, tan solo uno de cada cinco lectores de Cataluña lee habitualmente en catalán”. Lo confirma la última encuesta de Hábitos de Lectura de Cataluña: el 76’5% de los catalanes leen en castellano y un 22’2 % lo hacen en catalán.

Los años del Tripartito han sido nutricios en polémicas. Quizás la más sonada fue la desencadenada en 2007 a cuenta de la invitación a los “escritores de la cultura catalana” que hizo la Feria del Libro de Fráncfort. Propuesta que acusó el uso y abuso político con el resultado de que sólo los escritores en lengua catalana acudieron a la cita pero no los que escriben en castellano, autores de la talla de Eduardo Mendoza, Marsé, Ana María Matute o Félix de Azúa.
 
Confusión y desorientación
La visión del filósofo Rafael Argullol (Barcelona, 1949). Su disección de siete años de cultura tripartita es ambigua: “La sensación general es de confusión y desorientación. No ha habido política cultural alguna,fuera de ciertos sectarismos partidistas. Si ha resultado algún acierto, la comunicación ha sido muy mediocre. Por estas razones la convivencia de las lenguas en la calle y la vida cotidiana es muy superior a la imagen de dicha convivencia a través de las políticas lingüísticas. 

Optar por la convivencia
Josep Maria Castellet (Barcelona, 1926), último Premio Nacional de las Letras y compilador de aquella mítica antología de los Nueve Novísimos poetas españoles (1970) observa un “claro seguidismo” en la política cultural del Tripartito, “algo mejor en la segunda legislatura que en la primera”. Considera que las polémicas lingüísticas “han sido completamente artificiales, promovidas por grupos políticos y no por la mayoría de la gente que opta naturalmente por la convivencia".

Tampoco para Félix de Azua (Barcelona, 1934) hay política cultural ni una cultura catalana pujante..., ni esperanza.“Como heredero del nacionalismo español, el tripartito se ha dedicado a suvencionar a su clientela y a hundir a los que ellos llaman españoles. La política lingüística excluyente del Tripartito sólo daña a la cultura catalana. La española goza de muy buena salud. A la catalana han conseguido convertirla en un producto de consumo local. No, no hay nada que hacer, es demasiado tarde y han ganado demasiado dinero".
  
. ¿Y que hay de la Educación? Mercedes Abad (Barcelona, 1961), escritora y profesora describe cómo el Tripartito ha sido letal para la Enseñanza y se pregunta : “¿Existe alguna política lingüístca aparte de la de doblar cine al catalán? Porque el desmantelamiento educativo está provocando que los estudiantes dejen directamente de saber escribir en las dos lenguas. Sólo han practicado una política de escaparate y de acciones coyunturales. Sólo buscan fabricar votantes lerdos que no piensen”.

La generación del Tripartito
Es el caso del escritor y editor Sergi Bellver (Barcelona, 1971. Recibió al Tripartito como la alternativa necesaria pero hoy comprueba la persistencia de viejas inercias. Y mide una enorme distancia entre la política y la calle: “El ciudadano convive con las dos lenguas oficiales demostrando un inquebrantable sentido común, pero la clase política, desde todos los flancos, insiste en hacer de la lengua un motivo de conflicto. Cuando mis amigos de Madrid me comentan la situación del castellano en Cataluña les recuerdo, por ejemplo, el bajo porcentaje de prensa escrita en catalán. Y cuando algunos independentistas me hablan de lo que es o no literatura catalana, les pregunto si acaso Marsé o Vila-Matas no contribuyen como el que más a la cultura de un pueblo que tiene la suerte de ser bilingüe”.

Comprueba el escritor Albert Roca (Barcelona, 1971) que “con la crisis económica, se han recortado mucho todo lo referente a subvenciones. Es verdad que siempre van a parar a los mismos, cosa que entendería si dieran sus frutos en la taquilla. Lamentablemente no es así”. Y al poeta Jordi Valls (Barcelona, 1970), le convencen algunas iniciativas pero apuesta por una visión más cosmopolita: “Considero un éxito de la literatura catalana la proyección que ha adquirido. Pero es imprescindible que Cataluña sea bilingüe y trilingüe de verdad -que el inglés es lo que se habla en el mundo”.



 



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