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Miguel Hernández, el poeta alicantino hubiese cumplido cien años - ElCultural

Miguel Hernández, el poeta alicantino hubiese cumplido cien años - ElCultural

Se trata de seis pequeñas hojas, con doce caras escritas y con dibujos, cosidas en la parte superior por un hilo de color ocre; tienen los bordes envejecidos e irregulares. Por el tamaño y la descripción anticipo ya que son hojitas de papel higiénico con las que se formó un pequeño cuaderno que tiene al final varias hojas en blanco. El texto está formado por cuatro relatos infantiles y tienen por su cronología posible la condición de ser los últimos escritos del poeta, que había llegado al Reformatorio de Adultos de Alicante, desde el penal de Ocaña, a fines de junio de 1941. Es el último viaje de Miguel Hernández quien, en sus cartas de este período, tiene dos obsesiones claras: el reencuentro con su mujer y poder ver a su hijo Manuel Miguel a quien, con dos años y medio, lleva un año y medio sin haber podido abrazar.

Son cuentos infantiles muy sencillos, metáforas de libertad escritas durante su encarcelamiento. “El potro obscuro”,  “El conejillo” , " La gatita Mancha" y "Un hogar en el árbol".

 

Un hogar en el árbol

Un día Nita vio un nido en el árbol, que había junto a su ventana.
-Toñito! -dijo a su hermano-. Se ve un nido en el árbol. Y dentro hay huevos. Uno, dos, tres, cuatro huevos!
En esto, vino un pájaro loco al árbol, se fue derecho al nido y se sentó sobre los huevos.
Mira! Mira! -dijo Toñito-. Hay un pájaro. Es el pájaro madre.
-Si! -dijo Nita-. Yo veo al pájaro padre también. Qué feliz es!
Una mañana Toñito dijo: “Ven conmigo Nita! Mira el nido ahora”.
Nita miró el nido. Adivina qué vio dentro.
-Ooooooh! -dijo la niña-. Uno, dos, tres, cuatro pájaros pequeñitos! Qué graciosos pájaros tan pequeñitos!
Pronto los pajaritos se hicieron grandes. Y querían volar.
-Mira -dijo uno de ellos a los otros!- Yo puedo volar. ¿Queréis verme volar?
Hop, hop, hop! Y el pajarito que quería volar cayó en tierra al intentarlo.
Vino el pájaro madre. Y también vino el pájaro padre.
Ellos no podían ayudar a su hijito, que se les había escapado del nido.
Pero Nita le cogió al pie del árbol.
-Ven aquí, Toñito! -dijo la niña-. Este pequeñito cayó del nido. Nosotros debemos ayudarle.
Tomó Toñito el pequeño pájaro, subió con él delicadamente sobre el árbol y le puso dentro del nido. Un día el pájaro padre dijo:
-Venid, venid, venid, hijitos míos, pajarillos de mi corazón! Ahora ya podéis volar. Volad, volad conmigo!
El pájaro madre también dijo:
-Volad, niñitos míos y del aire! Volad, volad conmigo!
Y los cuatro pajarillos echaron a volar. Y el pájaro padre iba delante. Y el pájaro madre iba detrás. Nita y Toñito les despidieron gritando:
Hasta la vuelta, pequeñuelos
y que no os vayáis a perder
en las estrellas de los cielos.
Venid siempre al atardecer.

1 comentario

pit -

uff 100 años, hacé pocos días en el teatro se celebro un homenaje a personas mayores de 100 años... en la sala igual se superaban los 3000 años... dios..que insignificante me sentía, en fin.

"un hogar en el árbol" un par de recuerdos de mi niñez an pasado por mi cabeza...y nose si darte las gracias.

por cierto mari, a ver cuando me sorprendes escribiendo algo tuyo. que copiar y pegar podemos hacer todos. :)
tómalo como un concejo.
un abrazo